Vanguardia es la premisa en torno a la que se construye desde hace ocho ediciones la Mostra Internacional de Cinema Periférico, un encuentro de cine experimental que reúne todos los años en A Coruña a un público entre 8.000 y 10.000 asistentes y que, como particularidad, decidió desde sus inicios no contar ni con jurado ni competición ni premios, sino simplemente erigirse, por un lado, como un escaparate al público y, por otro, como un cruce de caminos y sinergias entre artistas de los márgenes, fuera del circuito comercial.
Esta octava edición, cuya programación se engloba bajo el leitmotiv ‘Objetos y apariciones’, está dedicada al Super 8, ese soporte de base que democratizó la producción cinematográfica, que a mediados de los 60 revolucionó el universo del cine casero y familiar -de la misma forma de la que lo hicieron las cámaras de vídeo en los 80 y de la que lo han hecho los ‘smartphones’ en los últimos años-
y que ha servido de ‘lienzo’ a gran parte de los cineastas de los márgenes del último medio siglo.